¡Ojo con tu página web!
Hoy en día, tu página web es como tu local principal, tu mejor vendedor y la primera impresión que muchos se llevan de ti. Pero, ¿sabías que muchas webs tienen «errores silenciosos» que las están frenando? No son fallos súper técnicos, sino cosas básicas que, si no las arreglas, pueden hacer que pierdas clientes y dinero.
1. La seguridad: ¡No dejes la puerta abierta a los hackers!
Imagina que tu tienda es hackeada y cambian tus productos por cosas raras, o peor, roban los datos de tus clientes. ¡Un desastre! Lo mismo pasa con tu web.
- Software pirata o sin actualizar: Si tu web está hecha con programas «piratas» o no la actualizas seguido, es como dejar la puerta abierta a los hackers.
- ¿Qué pasa si te hackean? Tu web puede aparecer con fotos raras (¡como terroristas en una web de colegio!), o simplemente dejar de funcionar. Lo peor es que si tenías datos de clientes (correos, DNI, teléfonos) y te hackean, ¡el culpable eres tú! El Ministerio de Justicia en Perú te puede multar con sumas que van desde los S/2.457 y S/459.000. Y lo más triste: una web hackeada casi nunca se recupera, hay que hacerla de cero.
- El consejo: Actualiza tu web cada 3 o 6 meses como mínimo. Y si te ofrecen una web por menos de S/2,500, ¡sospecha! Es muy probable que usen software pirata y te la puedan quitar en cualquier momento.
2. Diseño vs. Funcionalidad: ¡Lo bonito no siempre es útil!
Muchos clientes piden una web «dinámica», con movimiento, colores que cambian, banners que giran. Pero, ¿de qué sirve eso?
- Demasiadas animaciones: La gente cree que muchas animaciones hacen la web más atractiva, ¡pero es al revés! Una web debe mostrar información de la forma más sencilla posible.
- Menús confusos o pop-ups: Si tu menú solo tiene íconos sin texto, la gente no sabe dónde hacer clic. La forma más fácil de navegar es de arriba hacia abajo, con bloques de información claros.
- El consejo: Prioriza que tu web sea fácil de usar (lo que llamamos «experiencia de usuario» o UX). Que la gente encuentre lo que busca rápido y sin complicaciones.
3. La tecnología: ¡Elige bien tu «motor»!
- Tecnologías «exóticas»: Usar programas poco comunes para tu web puede ser un dolor de cabeza. Es difícil encontrar desarrolladores que las conozcan y, por lo tanto, es más caro mantenerla o arreglarla si algo falla.
- WordPress, el amigo de todos: La mayoría de las webs (¡casi el 70%!) están hechas con WordPress. Es fácil encontrar gente que sepa usarlo y es más barato de mantener.
- Drupal, para los «grandes»: Si tienes una web muy grande, como la de una universidad o instituto, Drupal es una buena opción porque maneja mejor la información compleja. Pero es más difícil de actualizar y hay menos desarrolladores.
- Precios: Una web corporativa (con varias secciones) puede costar desde S/1,500. Si solo necesitas una «landing page» (una web de una sola sección para un producto o promoción), puede ir desde S/900 hasta S/2,400.
4. El hosting: ¡Tu web necesita un buen «hogar»!
El hosting es donde «vive» tu página web en internet. Si eliges uno muy barato, te arriesgas.
- Hosting barato, web en apuros: Hay hostings muy económicos (algunos por $15 al año) que no tienen buena seguridad. Tu web puede ser hackeada fácilmente, incluso si usas software legal.
- Poca capacidad: Algunos hostings son tan malos que con solo 5 personas visitando tu web al mismo tiempo, ¡se cae! Es como un hotel de una estrella: es barato, pero no es seguro ni cómodo.
- El consejo: Un hosting seguro cuesta unos $100 al año. Lo mejor es pedir recomendaciones a amigos o empresas de confianza. Para webs grandes como las de universidades, necesitas hostings más especializados y, sí, más caros.
En definitiva, tu página web es mucho más que una simple tarjeta de presentación online; es el pilar de tu presencia digital y una herramienta crucial para el crecimiento de tu negocio. Ignorar los errores comunes en seguridad, diseño, tecnología y hosting es como tener un local comercial con la puerta abierta a ladrones, un escaparate confuso y cimientos inestables. Invertir tiempo y recursos en corregir estos fallos no es un gasto, sino una inversión estratégica que te permitirá ofrecer una experiencia de usuario óptima, proteger tu negocio de amenazas cibernéticas, facilitar el mantenimiento y, en última instancia, convertir visitantes en clientes leales. No permitas que tu web sea un lastre; ¡transformala en el motor de tu éxito digital!